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Menos es más

El nuevo Porsche 718 Cayman “perdió” dos cilindros pero ganó en prestaciones y eficiencia de consumo. Motorious probó uno de los deportivos más ágiles del mercado en versión S, con motor 2.5 de 350 caballos de fuerza, caja automática de 7 marchas y tracción trasera. Emociones a la alemana.

Fotos: Martín Lübel

¿Es posible reducir la cantidad de cilindros y la cilindrada total de un motor, pero lograr mejores prestaciones y un menor consumo de combustible? Aunque parezca reñido con la ingeniería, sí, lo es, y el 718 Cayman de última generación es el ejemplo práctico con el que Porsche lo demuestra.

El origen del Cayman hay que buscarlo en el descapotable Boxster de 1996, un auto que abrió una nueva era para la marca alemana. Diez años después, en 2006, nacía -aunque con diferencias mecánicas- el Cayman como una suerte de versión coupé de aquel cabrio.

El Porsche 718 Cayman es el deportivo con motor central de la firma alemana.

Una década más tarde, en 2016, la denominación 718 llegó para unir definitivamente a la familia: ahora son los 718 Cayman (coupé) y 718 Boxster (cabrio). Comparten arquitectura, piezas y el título de ser los Porsche más accesibles, por debajo del icónico 911. Pero también son mucho más.

La elección del número 718 como denominador común tiene razones históricas: así se llamaba un auto de carrera con motor central bóxer -cilindros opuestos- de cuatro cilindros que en la década del ‘50 y del ‘60 ganó diversas competencias como la Targa Florio.

Un 718 RSK Spyder en Le Mans. De la vieja familia 718 con motor central toma su nombre el actual 718 Cayman.

Primera diferencia a la vista: si el Cayman original de 2006 tenía una mecánica de seis cilindros atmosférica (sin sobrealimentación), el nuevo 718 Cayman tiene una de cuatro cilindros con turbo. Eso sí, en ambos casos bóxer y ubicada en posición central, justo detrás del conductor.

Motorious se subió al 718 Cayman S, que lleva un 2,5 litros de 350 CV, caja automática de doble embrague (PDK) de siete marchas y tracción trasera.

Motorious se subió a la versión S, con 350 caballos de fuerza y caja PDK de 7 marchas.

En marcha

Subir al 718 Cayman es incómodo. Es muy bajo y la butaca está pegada al piso, pero superada la inflexión se logra fácilmente una cómoda posición al volante. Tras la espalda del conductor una “pared” nos separa del motor, cuyo ruido, en ralentí, ingresa al habitáculo como un anticipo de lo que vendrá.

Profundamente renovado (solo mantuvieron la tapa del baúl, el techo y el parabrisas), sus medidas son compactas, lo que facilita maniobrar en ciudad: 4,38 metros de largo, 1,8 m de ancho y 1,28 de m alto. Su peso es de 1385 kilos y las vistosas llantas de esta unidad eran de 20 pulgadas, con neumáticos 235/35 adelante y 265/35 atrás.

Clásico interior Porsche. Alta calidad en todos los materiales.

La llave se coloca a la izquierda del volante, una tradición que la marca mantiene de las carreras de Le Mans, y el tablero tiene tres cuadrantes: velocímetro, display digital con múltiples informaciones y un gran tacómetro -analógico- en primer plano. No hay duda de que estamos en un Porsche.   

La visibilidad hacia afuera tiene las limitaciones propias de este tipo de autos, y en la pantalla principal se destaca el sistema multimedia PCM (Porsche Communication Management). Intuitivo y táctil, también allí se visualizan diversas funciones de la configuración del auto.

Con el motor en el medio, ¿dónde está el baúl? La respuesta es que hay dos. El 718 Cayman tiene uno adelante (de 150 litros de volumen) y otro atrás (275 litros). Aunque este último tiene un “escalón” que no permite un óptimo aprovechamiento, si se tiene en cuenta que solo pueden viajar dos personas el espacio disponible es aceptable.

Dos cilindros menos

Comparado contra su antecesor (ambos en versión S), el nuevo 718 Cayman tiene dos cilindros menos y la cilindrada disminuyó de 3,4 a 2,5 litros. Sin embargo, gracias a un turbo de geometría variable la potencia creció de 325 a 350 CV y el torque máximo de 37,7 a 42,8 kgm (antes entre 4.500 y 5.800 rpm y ahora entre 1.900 y 4.500 rpm).

Acelera de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos (0,5 menos que antes) y alcanza los 285 km/h de velocidad máxima (4 km/h más). Y más: por ejemplo a 100 km/h constantes, el consumo bajó de 7,5 litros cada 100 km a 6,5 litros. Beneficios del downsizing.

Para agregarle pimienta, entre otras soluciones Porsche recurrió al Dynamic Boost, un sistema que al levantar el pie del acelerador mantiene elevada la presión de sobrealimentación, para que al volver a pisarlo la respuesta sea inmediata. Y verdaderamente lo es.

Si lo que se busca es la máxima aceleración con partida detenida, se puede hacer uso -y abuso- del Launch Control. Para eso hay que presionar el freno con energía, colocar el selector de la caja en D (para avanzar) y acelerar. Cuando se enciende un aviso en el tablero se suelta el freno y ¡bum!, la espalda se pega al respaldo.

El desempeño del motor es tan contundente que hace olvidar al anterior. Incluso su sonido emociona al meterse de lleno en el habitáculo, aunque, es justo reconocerlo, no es lo mismo que el rugido de los seis cilindros aspirados de su antecesor.

La agilidad como leitmotiv

La sintonía que hay en el 718 Cayman entre motor, caja y puesta a punto del chasis es sin duda su punto más fuerte. Hay muchos autos más potentes, pero no tantos capaces de transmitir tanto control y exactitud a la hora de las curvas exigentes, como pudimos comprobar en el circuito.

Mención especial para el Sport Chrono Package, un paquete que incluye tres modos de conducción que se seleccionan desde una ruedita en el volante (heredada del 918 Spyder). En “Normal” la suspensión es más flexible y, si bien firme, permite transitar por la ciudad con relativa comodidad.

En “Sport” la cosa cambia. Aumenta el sonido del escape y la sensibilidad del acelerador, la suspensión se endurece y la caja -con levas detrás del volante- prioriza altas revoluciones (rpm), mientras que en Sport + todo se radicaliza y los controles electrónicos se vuelven más permisivos al punto de permitir deslizamientos.

Entonces el 718 Cayman entrega lo mejor de sí. Los 350 caballos son el aliado justo de una puesta a punto exquisita, con mínimas inclinaciones de carrocería y una dirección un 10% más rápida que antes. Se transforma, así, en una máquina de diversión. Poco tiene que envidiarle a su hermano mayor, el mítico 911.  

Espíritu deportivo

Si los autos de la marca de Stuttgart aceleran bien, por lo general frenan incluso mejor. Y esta no es la excepción. Con un pedal firme, el sistema de cuatro discos -330 mm adelante y 299 mm atrás- lo detiene de 100 km/h a cero en 38 metros.

Otro as bajo la manga es el “Sport Response”, una función que se activa presionando un botón en el medio de la ruedita del volante, y que brinda 20 segundos -en el tablero se activa una cuenta regresiva- de máxima potencia del motor y respuesta de la caja, que dicho sea de paso es de las más rápidas del mercado.

En materia de seguridad cuenta con múltiples airbags, controles electrónicos de tracción y estabilidad y diferentes sistemas como el frenado anticolisiones múltiples, que en caso de choque detiene al auto después del impacto para evitar peores consecuencias.

Con un precio -elevado- en Alemania de 68 000 euros, el 718 Cayman no está solo en el universo de los deportivos compactos, donde se pueden ubicar a otros como un Audi TT RS Coupé, BMW M2 Coupé o Mercedes-AMG A45, por citar a algunos.

Sin embargo, frente a estos se diferencia por la ubicación de su motor en posición central, y por su extrema agilidad. Ya sea en la pista o en un camino sinuoso, donde haya curvas se disfrutará.

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